Crítica de ‘Emilia Pérez’: Un desastre que Hollywood insiste en celebrar.

Caricatura de México: violencia, estereotipos y falta de autenticidad.
La película reduce al país a un escenario de caos, con mariachis con luces LED, referencias a la Virgen de Guadalupe y una visión simplista de la violencia del narcotráfico. Aunque la trama aborda temas como los desaparecidos, lo hace desde un enfoque operístico que trivializa la realidad de un conflicto con más de 500,000 muertos y 100,000 desaparecidos desde 2006 . Además, se rodó casi en su totalidad en estudios de París, bajo la justificación del director, Jacques Audiard, de que el México real era «demasiado ordinario» para su visión estilizada.
Casting eurocéntrico: ¿Dónde están los mexicanos?
De los cuatro protagonistas, solo Adriana Paz es mexicana. Selena Gomez (mexicana-estadounidense de tercera generación) y Zoe Saldaña (dominicana-estadounidense) tuvieron que adaptar sus acentos, mientras que Karla Sofía Gascón es española. La directora de casting, Carla Hool, defendió que no encontraron talento local para los papeles principales, algo que críticos como el guionista Héctor Guillén calificaron de «desprecio» hacia la industria cinematográfica mexicana.
Representación LGBTQ+ «retrógrada»: ¿Redención mediante cirugía?
Organizaciones como GLAAD tacharon la cinta de «profundamente retrógrada» por vincular la transición de género con la redención moral de un narcotraficante. La trama sugiere que Emilia se convierte en heroína social tras su cirugía, un enfoque criticado por reforzar estereotipos transfóbicos al asociar disforia de género con un pasado criminal . Activistas como Mikaelah Drullard señalaron la insensibilidad de mezclar musicales con temas como la desaparición forzada: «No imagino a las madres de Ayotzinapa cantando sobre sus hijos desaparecidos».
Diálogos y acentos: el español «doloroso» de Selena Gomez.
El español de los personajes fue otro punto de controversia. Selena Gomez, quien perdió fluidez en el idioma durante su carrera en Hollywood, tuvo que reaprenderlo para el papel. Su pronunciación y desconexión con los matices del lenguaje generaron burlas, como las del actor Eugenio Derbez, quien calificó su actuación de «indefendible» . Audiard, que no habla español, justificó que los personajes no fueran mexicanos puros, pero esto no mitigó la percepción de artificialidad.
Musical fallido: canciones sin alma y coreografías caóticas.
Aunque se promocionó como una «ópera transgresora», las canciones compuestas por Camille y Clément Ducol ignoraron la riqueza musical mexicana, optando por un pop genérico con letras como «Cambiar el cuerpo cambia la sociedad». Críticos como Rodrigo Prieto destacaron errores de ambientación, como carteles de «Cárcel» en vez de «Penitenciaría», y coreografías que convertían la miseria en espectáculo.
Hollywood vs. México: ¿Por qué la aman los premios?
Con 13 nominaciones al Oscar y cuatro Globos de Oro, el éxito de Emilia Pérez refleja una brecha entre la industria y las audiencias. Mientras Netflix y los votantes aplauden su «audacia», en México se percibe como una apropiación cultural que explota el dolor nacional para consumo extranjero. Como resumió el crítico Kristoff Raczynski: «Es un insulto disfrazado de arte».
Conclusión:
Emilia Pérez no es solo una mala película, sino un síntoma de cómo Hollywood romanticiza historias marginalizadas sin entenderlas. Su legado quizás sea recordarnos que, en el cine, la autenticidad no se compra con presupuestos millonarios ni se premia con estatuillas.
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